Pacificador de la comunidad

Promovemos un ambiente de respeto y convivencia, manejando conflictos con ecuanimidad y experiencia para el bienestar común

Responder ante situaciones conflictivas

En numerosas ocasiones la actividad propia de las Comunidades de Propietarios desencadena entre los propietarios situaciones conflictivas generadas fundamentalmente por el ímpetu en defender los intereses privativos sobre los comunes; defensa que, en muchos casos, roza con actitudes egoístas e insolidarias.

Cuando el Administrador debe entrar en escena en estas situaciones, corre el riesgo de parecer partidista y poco ecuánime, por ello se deben extremar las precauciones. Saber conducir los intereses privativos de tal forma que no choquen con los comunitarios constituye todo un arte, que en la mayoría de los casos, tiene que ver con la experiencia adquirida tanto como con las cualidades personales.

El Administrador, además de constituirse en garante de la defensa de los intereses legítimos de la Comunidad, y por ende, en el de todos los propietarios, no puede promover permanentemente actuaciones drásticas que judicialicen constantemente el funcionamiento cotidiano de la Comunidad.

Una Comunidad con constantes enfrentamientos, con pleitos permanentes, con situaciones de clara intolerancia entre sus copropietarios, genera un clima de malestar y discordia que la hace insufrible. Determinar los límites de la normal tolerancia entre propietarios, depende en gran medida que el Administrador sea capaz de transmitir a los propietarios unos criterios de convivencia Y respeto, a la vez que tolerancia hacia actitudes de otros propietarios que puedan parecer más radicales.

Debemos comenzar a dar ejemplo de que todos los días y en todos los aspectos de la vida tenemos que ceder en ocasiones. No siempre se puede imponer nuestro criterio al resto de personas, ni tienen que comulgar con nuestras ideas. Tenemos que ser capaces además de admitir democráticamente las decisiones mayoritarias, que, como tales, ya se presuponen convenientes para la Comunidad, aunque en muchos casos no coincidan con nuestros deseos.

Cómo actuar de la forma adecuada

Debemos comenzar a dar ejemplo de que todos los días y en todos los aspectos de la vida tenemos que ceder en ocasiones. No siempre se puede imponer nuestro criterio al resto de personas, ni tienen que comulgar con nuestras ideas. Tenemos que ser capaces además de admitir democráticamente las decisiones mayoritarias, que, como tales, ya se presuponen convenientes para la Comunidad, aunque en muchos casos no coincidan con nuestros deseos.

Cuando seamos capaces de plasmar todo esto en la convivencia de la Comunidad, podremos decir que estamos realmente creando un clima adecuado en el seno de la Comunidad. Dejemos los tribunales para las situaciones realmente imprescindibles. El respeto a los demás, la tolerancia y saber admitir las decisiones, constituyen premisas que regulan por encima de todo, junto con el sentido común, la convivencia en la Comunidad.

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